Han pasado ya algunas horas del silbatazo final del partido en la sargada cancha universitaria. Pocos se aventuran a formular una crítica después de terminados 180 minutos del recién concebido Clausura 2011. Sin embargo es pertinente indicar, desde este inicio, la posibilidad de fracaso y amargura que existe entrono al equipo de nuestras pasiones, al Santos Laguna.
Hoy vimos nuevamente un puñado de once jugadores exageradamente mal acomodados dentro del terreno de juego. No se necesita ser Menotti o Beckenbauer para concebir una formación lógica y fundamental dentro del terreno de juego. Una línea de 5, y a veces hasta de 6, al fondo de la saga lagunera terminó no solo poder desubicar a la oncena negriverde sino que además quebrantó la naturaleza misma de los ahí colocados.
Lástima, tristeza y hasta desasosiego generó la escuadra santista casi la mitad del encuentro. Al término del primer tiempo podía contabilizarse una escuálida llegada hacia la portería unamita. La falta de creatividad en la delantera, una media cancha inexistente con el Chato y Arce perdidos, y más de 6 jugadores amontonados atrás fueron las constantes de los 45 minutos iniciales del cotejo.
Para la segunda mitad del encuentro la suerte de los laguneros no fue muy diferente. Un lamentable error producto de la desconcentración y coraje futbolístico daba el primer gol a los Pumas. Fue en este momento cuando ya el resultado final podía vislumbrarse: unos Guerreros que intentaron desbocarse hacia el ataque de manera poco coordinada e inteligente y un segundo gol mortal a la dignidad lagunera.
El resultado ya esta y más allá del análisis que pueda surgir de las jugadas en el terreno de batalla las verdaderas interrogantes deben estar orientadas al estratega y sus principales piezas de su esquema futbolístico.
La presión que tiene esta escuadra de Torreón es mas que la que cualquiera de los 16 equipos restantes pudiera tener. La obligación de obtener el titulo es real para Romano quien deberá considerar fuertemente su renuncia si su incapacidad táctica, pero sobre todo su falta de coraje y determinación por ganar, continua presente en los momentos claves del accionar santista.
Así pintan los primeros minutos de este incipiente torneo. El balón sigue en el aire y del que se trata hoy es de adivinar su bote.
Hoy vimos nuevamente un puñado de once jugadores exageradamente mal acomodados dentro del terreno de juego. No se necesita ser Menotti o Beckenbauer para concebir una formación lógica y fundamental dentro del terreno de juego. Una línea de 5, y a veces hasta de 6, al fondo de la saga lagunera terminó no solo poder desubicar a la oncena negriverde sino que además quebrantó la naturaleza misma de los ahí colocados.
Lástima, tristeza y hasta desasosiego generó la escuadra santista casi la mitad del encuentro. Al término del primer tiempo podía contabilizarse una escuálida llegada hacia la portería unamita. La falta de creatividad en la delantera, una media cancha inexistente con el Chato y Arce perdidos, y más de 6 jugadores amontonados atrás fueron las constantes de los 45 minutos iniciales del cotejo.
Para la segunda mitad del encuentro la suerte de los laguneros no fue muy diferente. Un lamentable error producto de la desconcentración y coraje futbolístico daba el primer gol a los Pumas. Fue en este momento cuando ya el resultado final podía vislumbrarse: unos Guerreros que intentaron desbocarse hacia el ataque de manera poco coordinada e inteligente y un segundo gol mortal a la dignidad lagunera.
El resultado ya esta y más allá del análisis que pueda surgir de las jugadas en el terreno de batalla las verdaderas interrogantes deben estar orientadas al estratega y sus principales piezas de su esquema futbolístico.
La presión que tiene esta escuadra de Torreón es mas que la que cualquiera de los 16 equipos restantes pudiera tener. La obligación de obtener el titulo es real para Romano quien deberá considerar fuertemente su renuncia si su incapacidad táctica, pero sobre todo su falta de coraje y determinación por ganar, continua presente en los momentos claves del accionar santista.
Así pintan los primeros minutos de este incipiente torneo. El balón sigue en el aire y del que se trata hoy es de adivinar su bote.
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