Hoy todos nos levantamos con la lamentable noticia del terrible ataque a Salvador Cabañas, ícono del futbol latinoamericano radicado-tristemente para él-en una de las ciudades más inseguras del Mundo, la Cd. de México.
Ahora, a varios cientos de minutos de intenso hermetismo se sabe que la vida del jugador pende literalmente de un hilo y que de los responsables del acto poco se sabe. Que novedad no, que de los responsables poco, muy poco se conozca.
Una vez más se ha puesto en evidencia el terrible estado de corrupción en el cual las autoridades de nuestro País se encuentran sumergidas. ¿Porqué operaba ese Antro a tan elevadas horas de la noche o ya casi para amanecer? ¿Por qué un hombre, u hombres armados dentro de este lugar? ¿Donde esta la seguridad pública y privada? ¿Por qué esa ausencia tan evidente de seguridad, de certidumbre y confianza en las autoridades locales?
Fuera de la fama de este notable personaje para el mundo deportivo la verdadera reflexión esta en que una vez más la delincuencia, la impunidad ha rebasado las leyes y autoridades. Una vez más, también vemos unas dependencias de seguridad pública bastante frágiles, endebles, faltas de herramientas para dar confianza a la población. Invariablemente este evento dará, otra vez, mucho de que hablar y opinar de nuestras autoridades y el resultado, tristemente será el mismo: la impunidad.
Ojala este triste evento se una catalizador más para que la sociedad mexicana despierte!; como se decía antes en DEPORTV, ESTAMOS HARTOS DE!!, DE QUE LA DELINCUENCIA, LA INSEGURIDAD, EL MIEDO TENGA SECUESTRADA UNA NACIÓN.
Ojala el medio futbolístico del país alce también la voz. No se puede desarrollar así un país con tan pocas garantías de seguridad. La Suspensión del Torneo Bicentenario sería una de las medidas mas aptas para presionar a nuestras "disque" autoridades a esclarecer este lamentable hecho de manera pronta y sobre todo clara.
Ojala, por el bien de nuestro país estas cosas dejen de pasar. No dejarán de existir por arte de magia, tenemos nosotros la última palabra para dejar esto así o bien ir cambiando nuestro gobierno, antes de que una bala también acabe con nuestros sueños.
Ahora, a varios cientos de minutos de intenso hermetismo se sabe que la vida del jugador pende literalmente de un hilo y que de los responsables del acto poco se sabe. Que novedad no, que de los responsables poco, muy poco se conozca.
Una vez más se ha puesto en evidencia el terrible estado de corrupción en el cual las autoridades de nuestro País se encuentran sumergidas. ¿Porqué operaba ese Antro a tan elevadas horas de la noche o ya casi para amanecer? ¿Por qué un hombre, u hombres armados dentro de este lugar? ¿Donde esta la seguridad pública y privada? ¿Por qué esa ausencia tan evidente de seguridad, de certidumbre y confianza en las autoridades locales?
Fuera de la fama de este notable personaje para el mundo deportivo la verdadera reflexión esta en que una vez más la delincuencia, la impunidad ha rebasado las leyes y autoridades. Una vez más, también vemos unas dependencias de seguridad pública bastante frágiles, endebles, faltas de herramientas para dar confianza a la población. Invariablemente este evento dará, otra vez, mucho de que hablar y opinar de nuestras autoridades y el resultado, tristemente será el mismo: la impunidad.
Ojala este triste evento se una catalizador más para que la sociedad mexicana despierte!; como se decía antes en DEPORTV, ESTAMOS HARTOS DE!!, DE QUE LA DELINCUENCIA, LA INSEGURIDAD, EL MIEDO TENGA SECUESTRADA UNA NACIÓN.
Ojala el medio futbolístico del país alce también la voz. No se puede desarrollar así un país con tan pocas garantías de seguridad. La Suspensión del Torneo Bicentenario sería una de las medidas mas aptas para presionar a nuestras "disque" autoridades a esclarecer este lamentable hecho de manera pronta y sobre todo clara.
Ojala, por el bien de nuestro país estas cosas dejen de pasar. No dejarán de existir por arte de magia, tenemos nosotros la última palabra para dejar esto así o bien ir cambiando nuestro gobierno, antes de que una bala también acabe con nuestros sueños.
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