En el tiempo de las decisiones prioritarias y apremiantes.

Son seis derrotas consecutivas, al hilo, y ahora si nuestros decadentes y, visiblemente, poco sufrientes Guerreros de Santos Laguna parecen no funcionar con nada ni con nadie. Después de algunas semanas ya sin Romano y con la presencia de un novel cuerpo técnico, los de la Comarca han evidenciado un juego intermitente y en la mayoría de las veces, mediocre, con poca creatividad.

Quienes pensábamos que el problema de estos Guerreros era su dirección técnica hoy evidenciamos que también la problemática esta en las dos alas restantes. La primera, y fundamental en esto del balompié son los once que juego tras juego salen a la cancha con poca hambre de triunfo. Es más que evidente-y con ciertos grados de elocuencia- el nulo compromiso que ciertos jugadores tienen ya con la piel guerrera, con la Comarca entera. La poca exigencia de la propia afición y de los medios de comunicación deportivos de mi entrañable Laguna han creado auténticos monstruos –tendiendo a parásitos- inoperantes en el campo de batalla; jugadores que simplemente viven de glorias pasadas.

En segundo plano, pero no por ello menos importante, esta la Dirección Deportiva, la Alta Dirección del Club. La historia reciente nos muestra una estrategia claramente definida con estos Guerreros, una estrategia orientada a hacer de esta escuadra norteña la mejor del país. Sin embargo en este torneo la brújula parece haberse perdido y con ello resultantes fallas lamentables en la decisión final han generado gran parte de los pésimos resultados que actualmente se viven. Hoy podemos decir que atestiguamos una mala pretemporada, un pésimo reforzamiento del equipo en líneas claves de la escuadra y por ende un deplorable campeonato y Concachampions que hoy es ya historia tristemente contada

La historia sigue escribiéndose y en esta quienes tienen que decidir deberán hacerlo tal y como el tiempo lo apremia. Se requiere cabeza fría para generar las mejores ideas que saquen a esta importante escuadra del bache en el que se encuentra sumido. El tiempo corre y la decisión es ya prioridad.